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miércoles, 11 de octubre de 2023

POLÍTICAS CULTURALES 2 PARTE PARCIALES / FINALES

POLÍTICAS CULTURALES (CULTURA CONTEMPORÁNEA)

2do Parcial


¿En qué consistió la política del primer peronismo respecto del cine?

Durante el primer periodo del peronismo algunas películas extranjeras no pudieron ser exhibidas en los cines nacionales, esto habla de cierto grado de censura ante información que podía afectar a su gobierno. Pero en 1947 se sancionó la Ley 12999, que obligaba a proyectar películas nacionales en todos los cines del País. Esto favoreció la producción nacional del cine y se debieron implementar medidas que ayuden a los productores a afrontar dicho desafío. Así fue como el Banco de Crédito comenzó a otorgar créditos para financiar estas producciones. Pero las consecuencias de dicha política abalada por el gobierno produjeron dos consecuencias contradictorias. Una de ellas es que gracias a estos créditos nació en 1933 Sono Film, de donde salieron gran parte de las producciones nacionales. La segunda consecuencia y la que no favoreció a la industria cinematográfica, fue que la facilidad con que se conseguían  estos créditos hizo que muchos se beneficien con ellos y realicen negocios monetarios, bajando la calidad de la producción de las películas y llenando sus bolsillos. Así el cine argentino tuvo un momento de decadencia en Latinoamérica siendo reemplazado por ejemplo con el cine mexicano. El Peronismo comenzó a utilizar el cine como herramienta política y creo de la mano de Raúl A. Apold el noticiero oficial Sucesos Argentinos, quienes proyectaban semanalmente sus novedades propagandistas. También en 1954 se realizó en Mar del Plata el primer festival de cine internacional que hasta el día de hoy se sigue implementando y que fue una forma más de hacer llegar el cine argentino a ser conocido en el otro continente.


¿Por qué los jóvenes se convirtieron en protagonistas de la cultura de los ’60?

Podríamos decir que liberación era la palabra clave de esa década. Los jóvenes se decían incomprendidos y estaban cuasi incomunicados y fue en esta década cuando se desarrolló una serie de sucesos que dieron libertad a los jóvenes para decir y hacer lo que verdaderamente sentían. Comenzando con una revolución femenina donde se demostró una clara libertad individual. El uso de la minifalda, el voto y el comenzar a hacerse escuchar fue importante para este género. Así comenzaron a cambiar las editoriales, quienes al darse cuenta de este cambio, comenzaron a escribir temas relacionados a ellas. Nuevas revistas comenzaron a aparecer y tomaron un papel importante en la cultura. Pero el cambio se basó en que los jóvenes frenaron con el paternalismo, el localismo y la severidad. El Di Tella se convirtió en la meca de la cultura, donde se encontraban una variedad de disciplinas en un mismo espacio. Si bien los medios gráficos hasta ese entonces y junto con la radio eran los medios de comunicación y de información, la llegada de la televisión también tuvo un lugar preponderante en la cultura. Como ejemplo de este cambio cultural podemos mencionar programas como el Club del Clan, donde se comienzan a ver los nuevos jóvenes que querían desarrollar su música. Pero es en el 66 cuando se puede decir que el Rock comienza a pisar fuerte en la cultura. Con una fuerte base musical en grupos extranjeros, los jóvenes comienzan a plasmar sus pensamientos en letras que para los políticos de turno no eran agradables y pronto se transformarían, para ellos, en música de protesta. Dicha cultura comenzaría con su persecución con la entrada de Onganía. Fue el nacimiento de una nueva cultura joven y nacionalista que perduraría en el tiempo.


¿Cuáles fueron los principales desafíos para la implementación del Programa Cultural en Barrios en los ’80?

Trataré de mencionar en forma sintética algunos de los desafíos a resolver en el programa. Como primera medida, para la implementación del programa se dispuso la descentralización de los centros culturales para que estos puedan llegar a todas las clases sociales. De esta forma se propuso la utilización de los recursos disponibles y en los espacios ociosos con que contaba el estado. Los presupuestos bajos para las áreas de cultura no daban para poder alquilar salones o locales para la práctica de actividades, es por esto que las escuelas se convirtieron en el lugar elegido para la práctica del programa. Al comienzo del programa los conflictos que se suscitaban con respecto a la escuela tenían que ver con la invasión que sentían los directores de escuela de su espacio. Comenzaron los conflictos con respecto a que faltaban cosas, dejaban los edificios sucios, no compartían el mismo pensamiento con respecto a la educación, etc. Pero se trató de limar asperezas y tratar de trabajar sin molestar al otro y poder desarrollar la actividad programada. No había recursos para la formación de C.C. con edificación propia y las zonas de bajos recursos solo contaban con la edificación de su escuela para realizar la actividad. La otra problemática que se comenzó a detectar es que la gente tenía más interés por aquellos cursos que les podía generar alguna salida laboral o ayuda económica. Así el C.C. se fue transformando en una especie de centro de capacitación y de enseñanza de talleres para poder afrontar la falta de empleo. La mayor concurrencia fue casi siempre en todas las estadísticas de mujeres. Ellas son las que fomentaban la realización de talleres y que cosas les interesarían aprender y fue función del C.C. el tratar de  cumplir con sus expectativas. Otro de los grandes problemas encontrados en las zonas de bajos recursos fue la mezcla de culturas. En el apunte de Winoucour se menciona lo sucedido con la colectividad Boliviana, pero no debemos olvidar el crisol de nacionalidades que se encuentran en los barrios de bajos recursos. Una difícil tarea para afrontar por los C.C. es la integración de las diferentes clases sociales y culturales, creando espacios para cada una de ellas.


POLÍTICAS CULTURALES APUNTES PARA PARCIALES/FINALES

 POLÍTICAS CULTURALES (CULTURA CONTEMPORÁNEA)

Responda con un desarrollo de una carilla aproximadamente cada una de las siguientes preguntas:

1¿Por qué el Estado debiera mantener una política pública en cultura? Responda en función de lo estudiado, cite los materiales leídos.A partir del encuentro de Venecia de 1970 en donde se logró colocar en pie de igualdad a las políticas culturales con el resto de las políticas públicas, y en atención de la recomendación que los Estados deben hacer frente a las necesidades culturales de la población, se ha consensuado, en mayor medida, la participación de los mismos en la formulación de dichas políticas.La presencia del Estado en la formulación y desarrollo de políticas públicas en cultura, sería  un modo de que ese mismo Estado garantice a la ciudadanía la posibilidad de acceder a la cultura, que debería inscribirse como un derecho irrenunciable de los pueblos; En consecuencia, este primer comentario da lugar a la referencia que elabora Claudia Montilla Vargas, “… Las políticas públicas son entonces cruciales en cuanto constituyen un marco de referencia común para que un sector determinado, como la cultura por ejemplo, sea posible y tenga incidencia en la sociedad…”

.Ahora bien, cabe preguntarse si ese Estado participativo y presente en la formulación de una agenda de políticas culturales, puede o debe orientarla, y hacia dónde. Es decir, qué tipo de culturas propondrá, su naturaleza, y hacia qué sectores de la sociedad estará dirigido.  García Canclini sostiene que "…puesto que no hay una sola cultura, la política cultural no debe dedicarse a difundir sólo la hegemónica sino promover el desarrollo de todas las que sean representativas de los grupos que componen la sociedad..." Ya que, y continúa García Canclini “...las diferencias en la apropiación de la cultura tienen su origen en las desigualdades socioeconómicas y en la diversa formación de hábitos y gustos en distintos sectores. Estos hábitos, y la consiguiente capacidad de apropiarse y disfrutar los bienes culturales, no se cambian mediante acciones puntuales como campañas publicitarias, o abaratando el ingreso a los espectáculos, sino a través de programas sistemáticos que intervengan en las causas estructurales de la desigualdad económica y cultural…

”En consecuencia, una adecuada planificación e implementación de éstas políticas, debiera tener en consideración el poder legitimar el acervo cultural de las minorías y de los diferentes sectores representativos sin caer en lo estereotipos habituales de dividir unas en detrimento de otras, subculturizando y calificando las distintas culturas que subyacen en una sociedad. Eduardo Brunner, sostiene que la política cultural debiera orientarse sólo a "…crear y multiplicar estructuras de oportunidades…"

En este marco de gestión de políticas culturales, en el cual a través de ellas se diseña una regulación colectiva que fortalece la creatividad, la diversidad de identidades y la equidad, lo cultural adquiere significación social y política desde su interacción y retroalimentación entre la ciudadanía y el Estado; Para Ana Rosa Mantecón “… el consumo cultural se presenta entonces como un lugar clave para sustentar la necesidad de la intervención pública frente a las insuficiencias e inequidades del mercado…

”Para Nivon – Bolan, al dar a la política cultural un sentido de política pública se puso de relieve que esta es resultado de un conjunto de acuerdos sociales y políticos acerca de los objetivos y necesidades que debe atender, en donde el Estado se hace cargo de dar tratamiento político a cada expresión cultural.Como referencia Pierre Bourdieu, es necesario analizar aquel entramado de relaciones porque “…la cultura y la educación no son meros pasatiempos ni su influencia es secundaria. Son importantísimos para afirmar y reproducir las diferencias entre grupos y clases sociales


2-¿Qué políticas debieran mantenerse respecto de las industrias culturales? Responda en función de lo estudiado, cite los materiales leídos.

El Estado debería dividir la tipología del proteccionismo y fomento hacia las industrias culturales: por un lado desarrollar las de carácter económico (aquellas que tienen la capacidad de generar riquezas y empleos) y por el otro las de carácter simbólico (aquellas que puedan definir subjetividades, formar identidades y valores), manteniendo una fina comunión entre la cultura y el negocio, teniendo en consideración no excluir distintos estratos de la sociedad que no se encuentran en condiciones de consumir cultura ni beneficiarse de estas industrias culturales, o elegir qué consumir; Asumiendo de esta manera un doble desafío: que muchos puedan apropiarse y disfrutar de los bienes culturales en igualdad de oportunidades.Ahora bien, a la referencia de las industrias culturales de carácter económico, el mantenimiento  de una parte o del total de los subsidios (a través de los reembolsos de los costos de producción) es una medida que favorece el desarrollo de estas industria culturales; Otra forma de incentivo consiste en imponer tasas diferenciales a los insumos importados, o el otorgamiento de créditos a tasa reducida y plazos extensos. En tal sentido, el Estado debiera mantener estos beneficios a las industrias culturales, tales como la industria editorial, la fonográfica y la audiovisual.

Datos estadísticos producidos en el año 2000, reflejan que la esfera de la producción cultural tuvo en nuestro país, escasa visibilidad como sector productivo propiamente dicho, aun cuando tiene un peso económico y social de importancia.  Las IC producían en ese momento el 2,9% del PBI a nivel nacional (8). Y contrastando estas realidades, según datos aportados por el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SinCA) en 2011 las industrias culturales constituyen un sector económico de enorme relevancia, que aporta el 3,8% del PBI. Producen, aproximadamente, 56.000 millones de dólares anuales: 20 veces más que la pesca y 3 veces más que la minería. Asimismo, generan 300.000 puestos de trabajo directos, lo que representa el 2% del total del empleo formal registrado.Desde el año 2004 las industrias culturales argentinas crecen a un ritmo sostenido; se destacan el sector editorial, el de videojuegos y el audiovisual. Así por ejemplo, en el primer sector se contabilizan 31.142 títulos editados en 2011, lo que representa 117.926.867 ejemplares de libros. En los últimos dos años, el consumo cinematográfico en Argentina creció sensiblemente; ya en 2011, 40 millones de espectadores asistieron al cine y se generaron 908 millones de pesos en recaudación. Por otra parte, el sector videojuegos es uno de los más dinámicos ya que factura aproximadamente 85 millones de dólares anuales y se encuentra en continua expansión.Además de tener un peso económico específico y de envergadura, las industrias culturales suponen la incesante elaboración de símbolos, saberes, ideas e identidades; en ellas se expresa y dinamiza el capital identitario de nuestra sociedad. Como un dato de referencia, en la actualidad el Estado Argentino, a través de la Secretaría de Cultura de la Nación, y con participación multiministerial, ha desarrollado el Programa MICA, Mercado de Industrias Culturales Argentinas (9).El programa MICA es el primer espacio en la Argentina que concentra en un mismo lugar, las diferentes actividades de las industrias culturales con el objeto de generar negocios, intercambiar información y presentar su producción a los principales referentes de todo el mundo. Los sectores que participan son: artes escénicas, audiovisual, diseño, editorial, música y videojuegos. Están representadas las producciones culturales de todas las provincias del país y la presencia de todo el sector a través de las cámaras empresariales, instituciones nacionales y PYMES. Este Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA) recupera ambas dimensiones y propone a través de distintas actividades pensar y actualizar la mirada sobre las industrias culturales de Argentina, al tiempo que busca fortalecerlas a nivel nacional e internacional (10).Con esta iniciativa llevada a cabo, el estado se ha colocado a la vanguardia del fomento de un amplio espectro de las IC, tanto las de carácter económico como las de carácter simbólico.

Para finalizar, y a modo de comentario personal, en relación a las políticas hacia las IC de carácter simbólico, entiendo que los estados soberanos y consustanciados con la democracia, jamás debieran impulsar la política imperante en el país en la etapa de la dictadura militar, la de la censura. Esta es una política que en mi criterio, no solo no habría que alentar sino que sería conveniente desalentarla por completo.